Leer El Mundo según Monsanto

Marie Monique Robin escribió este libro que denuncia hechos demasiado graves para la vida. En la Argentina desapareció de las librerías. Aquí tomo párrafos, como para poner en evidencia un problema que nos toca a todos. Demasiado de cerca.

domingo, 17 de enero de 2010

Los aprendices de brujo y los OGM



La soja Roundup Ready es un Organismo Genéticamente Modificado (OGM). Los OGM son organismos a los cuales se les modifican determinadas características genéticas. A partir de esa intervención externa, generada por el hombre , comienzan a producir algún tipo de enzima que no estaba dentro de su información genética original. Así, a grandes rasgos, la modificación de un gen en un grano de soja permitió que la creación de una nueva especie resistente a la pulverización con el Roundup Ready o glifosato. Esta innovación tecnológica implicó un profundo cambio en la manera de producir, ya que se logró eliminar mucha mano de obra  que en su momento requería el control de las malezas dentro del cultivo.

La pregunta que surge es: ¿Por qué las organizaciones ecologistas están en contra de estas nuevas especies logradas biotecnológicamente?
“Como es sabido, la historia empieza en 1953, cuando el estadounidense James Watson y el británico Francis Crick descifran la estructura de doble hélice del ADN, esa molécula que anida en las células de cada ser vivo , cuyo código genético firma”, dice Marie Monique Robin en la página 202 de El Mundo según Monsanto.
Crick y Watson reciben el Nobel de Medicina por su trabajo. Y a partir de ese momento, se sabe que “cada reacción biológica que caracteriza el funcionamiento de un organismo vivo está dirigida por un  gen que expresa una función”.
La manipulación genética consta de tres momentos: el primero que consiste en extraer el “gen de interés”, manipulando el ADN del organismo original. En el paso posterior se busca transferir estos genes seleccionados a células vegetales. Y por último desarrollar cultivos de tegidos para reproducir y cultivar estas células embrionarias manipuladas.
En el primer momento entonces, los científicos se convierten en seleccionadores artificiales. Eso que durante millones de años hizo de la naturaleza, a manera de aprendices de brujo, seleccionan lo que, a su criterio y a criterio de las empresas que los financian y comercializan los frutos de ese conocimiento, creen que son las mejores características de un organismo.
Claro que el segundo paso es un poco más peligroso. La introducción de estos genes en el nuevo organismo se hace a través de una “mula”. No es el caso de señores morochos que introducen sus sustancias diabólicas en las perfectas sociedades del norte, llevando ravioles en sus estómagos. No. En este caso, por lo general es una bacteria que prolifera en el suelo. Se llama agrobacterium tumefaciens. La función de esta “mula” es que el organismo invadido no rechace los nuevos elementos. Y lo hace a través de un mecanismo más relacionado con la muerte que con la vida: provocando tumores.
“En otras palabras, esta bacteria es n agente patógeno que modifica el patrimonio genético de las células infectándolas”. (El Mundo según Monsanto, pag. 210).
Esta intervención se hace generalmente aislando el gen que provoca los tumores y añadiéndole una secuencia de ADN que permite desencadenar la expresión del gen. Esta acción se realiza a través de un gen llamado “35s”. Este gen surge del virus “mosaico de la coliflor” y está emparentado con el virus de la hepatitis B.
Hay un tercer paso, que no hace más que agregar interrogantes al proceso: “Para verificar que la transferencia del gen se ha producido correctamente se rocía las células con una solución de antibióticos” (generalmente a base de kanamicina). Las células elegidas para la reproducción son las que sobreviven a este “choque”.
Desde el inicio de la investigación de la soja RR al momento en que en países como en Argentina se autorizó la comercialización pasaron poco más de 20 años. Los interrogantes son demasiados ¿Puede ser perjudicial para la salud humana ingerir un alimento que fue concebido mediante la provocación de tumores y posteriormente sometido a choques con antibióticos? ¿Ingerir estos alimentos puede provocar en el largo plazo una mayor resistencia a los antibióticos en los virus que atacan a los seres humanos? Son preguntas sin respuesta que la ciencia tardará años en dilucidar. Demasiados años. Mientras tanto, Monsanto y los laboratorios más poderosos del planeta cambiaron para siempre la fisonomía y la cultura de casi todo el planeta. El beneficio es claro: bonanza económica para pocos. ¿A costa de qué? ¿De la muerte?
Leé la versión oficial sobre los OGM según la ANMAT en http://www.anmat.gov.ar/alimentos/OGM.pdf

domingo, 10 de enero de 2010

AAPRESID, los buenos señores y el contrabando



"AAPRESID es una ONG creada en 1989 cuando un grupo de productores agropecuarios argentinos interesados en el sistema de siembra directa, se unió para compartir sus experiencias, enriquecer sus conocimimientos y contribuir a la difusión de este nuevo paradigma agrícola, basado en la conservación de su principal recurso: el suelo”, reza su institucional en AAPRESID.ORG.AR

Fue hojeando el libro El mundo según Monsanto que volví  a encontrar noticias de AAPRESID. Claro que esta vez no escuché los tiernos mensajes de Mario Mactas o Rolando Hanglin hablando de cómo algunos buenos productores construyen un mundo mejor. No.

El segundo párrafo de la página 407 pude leer: “Por una feliz casaualidad se organiza el contrabando en el estado brasileño de Río Grande do Sud: se importan clandestinamente semillas de la muy cercana Argentina, lo que les vale el apodo de “Maradona”. Apoyada por Aapresid la Asociación de productores de semillas de Río Grande do Sul organiza generosas churrascadas para promover el uso de transgénicos delante de los poderes públicos que  dejan hacer. “En los campos brasileños no es raro ver a técnicos argentinos que han venido a echar una mano a sus colegas locales”, informaba Darío Vernet, periodista de Le Monde que citaba el testimonio de Odacir Klein, secretario de Estado de Agricultura de Río Grande do Sul: “La policía federal tiene controles en las granjas y  en las carreteras para multar a los infractores, luego transmite las denuncias a la justicia, que en casi la totalidad de los casos, no emprende diligencias”.

Por esa época, Monsanto extorsionaba al gobierno de turno diciendo que se iría del país para instalarse en Foz de Iguazú. Si, la Triple Frontera, era el centro de las actividades de la compañía norteamericana en esta parte del globo.

Diez años después, la soja ya no es ilegal en el Brasil de Lula. Ni mucho menos en Paraguay. La aprobación de la soja Roundup Ready se dio en los dos países de la misma manera que en Argentina. No hubo evaluaciones pertinentes y fue de la noche a la mañana. Aún más, en el caso brasileño se dejó de lado un amparo judicial que había frenado el avance de la soja RR desde hacía años.

 Los que no frenaron su ascenso fueron los buenos señores sojeros y pooles argentinos, muchos de ellos asociados a AAPRESID. Desplazaron, como en el norte de nuestro país, a cientos de pequeños productores que tenían prácticas ecológicas amigables y ancestrales, para implantar su soja RR. Se llevaron por delante también los bosques nativos. Seguramente con la sana intención de los buenos señores de conservar. El suelo. Desde hace años AAPRESID y Monsanto trabajan en forma mancomunada. El año pasado, por ejemplo, firmaron un acuerdo de Agricultura Certificada, para "garantizar las buenas prácticas de laboreo..."

jueves, 7 de enero de 2010

Una tarea difícil


El libro El Mundo según Monsanto fue presentado en Argentina el 30 de marzo de 2009. Sin embargo, a los pocos días no quedaron ni rastros de aquel libro en las librerías de Buenos Aires. Recorrí varias hasta desistir. Después intenté escribiendo a la Editorial Península en España. No tuve respuestas. Encontré un ejemplar en una librería chilena y lo compré vía Internet. Hoy ha llegado a mis manos.

El libro cuenta la historia de la multinacional norteamericana dedicada hoy a las biotecnologías y los alimentos. Historia que, según su autora Marie Monique Robin, está plagada de sentencias y condenas judiciales siempre por un motivo esencial: engañar a los consumidores, ir contra las normas de la salud y contaminar el medioambiente.

En la próxima cosecha de granos gruesos, la Argentina llegará, con suerte y clima a unas 70 millones de toneladas de soja transgénica. Los beneficios de esta cosecha tendrán dos destinatarios principales: el gobierno de turno, que podrá hacerse de dinero fresco a través de las retenciones y los grandes productores y pooles de siembra, pertenecientes, en su mayoría a la tradicionalísima oligarquía argentina. Los costos los pagará toda una sociedad, que ve cómo se contaminan las aguas y los suelos. Cómo los pequeños campesinos son desplazados y cómo el destino y el futuro están más cerca de la dependencia y la pobreza cada vez más extrema.

En el país del monocultivo no quedaron sin embargo rastros de El Mundo Según Monsanto. Me pregunto por qué. La respuesta está en el primer párrafo del libro: "Debería usted investigar a Monsanto. Necesitamos saber qué es realmente esta multinacional estadounidense que se está apropiando de las semillas y, por lo tanto, de la comida del mundo". Son palabras de Yudhvir Singh, líder de un sindicato de campesinos de la India. La idea de algunas personas con poder es que nadie investigue. Y eso me llama a escribir