"AAPRESID es una ONG creada en 1989 cuando un grupo de productores agropecuarios argentinos interesados en el sistema de siembra directa, se unió para compartir sus experiencias, enriquecer sus conocimimientos y contribuir a la difusión de este nuevo paradigma agrícola, basado en la conservación de su principal recurso: el suelo”, reza su institucional en AAPRESID.ORG.AR
Fue hojeando el libro El mundo según Monsanto que volví a encontrar noticias de AAPRESID. Claro que esta vez no escuché los tiernos mensajes de Mario Mactas o Rolando Hanglin hablando de cómo algunos buenos productores construyen un mundo mejor. No.
El segundo párrafo de la página 407 pude leer: “Por una feliz casaualidad se organiza el contrabando en el estado brasileño de Río Grande do Sud: se importan clandestinamente semillas de la muy cercana Argentina, lo que les vale el apodo de “Maradona”. Apoyada por Aapresid la Asociación de productores de semillas de Río Grande do Sul organiza generosas churrascadas para promover el uso de transgénicos delante de los poderes públicos que dejan hacer. “En los campos brasileños no es raro ver a técnicos argentinos que han venido a echar una mano a sus colegas locales”, informaba Darío Vernet, periodista de Le Monde que citaba el testimonio de Odacir Klein, secretario de Estado de Agricultura de Río Grande do Sul: “La policía federal tiene controles en las granjas y en las carreteras para multar a los infractores, luego transmite las denuncias a la justicia, que en casi la totalidad de los casos, no emprende diligencias”.
Por esa época, Monsanto extorsionaba al gobierno de turno diciendo que se iría del país para instalarse en Foz de Iguazú. Si, la Triple Frontera , era el centro de las actividades de la compañía norteamericana en esta parte del globo.
Diez años después, la soja ya no es ilegal en el Brasil de Lula. Ni mucho menos en Paraguay. La aprobación de la soja Roundup Ready se dio en los dos países de la misma manera que en Argentina. No hubo evaluaciones pertinentes y fue de la noche a la mañana. Aún más, en el caso brasileño se dejó de lado un amparo judicial que había frenado el avance de la soja RR desde hacía años.
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